Manejar bajo la influencia del alcohol o cualquier droga es un riesgo no solo para el conductor, sino que también para el entorno. Este fenómeno está bien descrito en alcohol, a pesar de que algunos datos aún son imprecisos, como el registro de la mortalidad real. Si bien no hay datos certeros de conducción con otras drogas, suponemos que el número es considerable, y esperamos que la llegada del narcotest implique un adecuado registro en todas las aristas: prevalencias, accidentes y mortalidad.

El Gobierno informó que desde su implementación el 22,2% de los conductores controlados con el narcotest ha consumido algún tipo de sustancia psicotrópica. Uno de cada cinco automovilistas es, sin duda, una cifra alarmante. Sin embargo, hay algunos factores que deben ser explicados para no preocupar, de manera equivocada, a la población.

Si SENDA indica que la marihuana es la droga más consumida en el último mes con 8,7% de la población (0,4% para cocaína y pasta base), cómo se entiende que el 22,2% de los conductores dé positivo en el uso de drogas. ¿Acaso todos los consumidores de drogas tomaron el volante en los últimos meses? Si bien estas mediciones no son directamente comparables, nos dan algunas luces de la prevalencia real del fenómeno.

La autoridad no debe encender las alarmas innecesariamente. Para que una política pública sea creíble y cuente con el apoyo de toda la comunidad, debe sustentarse en información fidedigna y certera que permita ser evaluada por todos.

Felipe Leyton Frauenberg
Psicólogo. Socio Tconsulting